Félix Vicente Molina (Madrid, 1963) encarna a la perfección la leyenda del hombre hecho a sí mismo, el que empieza de botones y llega a lo más alto de su empresa, siempre McCann-Erickson. Pero ahí no acabó su reto, sino que, en realidad, empezó. Tras pasar por el departamento de medios da el salto a cuentas y comienza a escalar en la pirámide de gestión hasta alcanzar el puesto de mano derecha del presidente histórico, Alfredo García Valdés (nombrado Académico de Honor en 2013). Y su primer reto fue ese, salir de la sombra del gran hombre cuando este pasó a situación de reserva y demostrar que tenía un estilo propio de gestión. El segundo fue más atrevido aun: convertir a McCann, hasta entonces el epítome de la gran agencia de servicios plenos entregada a grandes cuentas internacionales, en la agencia más creativa de España. Los que lo han intentado saben bien de la dificultad que supone darle la vuelta a una agencia, porque normalmente el empeño fracasa. Por eso, cuando Félix Vicente anunció al sector publicitario su objetivo, pocos lo creyeron. Pero lo cierto es que lo logró, comenzando por seleccionar cuidadosamente a sus paladines en esa batalla. El reto del que dice sentirse más orgulloso fue el tomar la delantera para crear el grupo de comunicación y marketing más grande e integrado del mercado, mediante la suma de empresas líderes en sus respectivas áreas de especialización, como MRM, Momentum, Craft, Future Brand y McCann Health. Durante 22 años, McCann ha sido la agencia número uno en inversión y, a lo largo de más de una década, también la más premiada. Por el camino, lo más importante: muchas marcas satisfechas, algunas escalando al número uno de su sector.
Hace ya 14 años creó la Fundación Curarte para ayudar a que los niños que la necesiten tengan una estancia hospitalaria cada vez más humana y cálida. Fue presidente de la AEAP (Asociación Española de Agencias de Publicidad).